domingo, 17 de agosto de 2014

El otro lado de la inmortalidad

Este es el tiempo en que no estás,
el infinito tiempo en que no estás,
el inabarcado tiempo en que no estás,
el insoportado tiempo en que no estás.
Este es el sitio en que no estás,
el vacío sitio en que no estás,
el árido sitio en que no estás,
el desolado sitio en que no estás.
Esta es la vida en que no estás,
la infinita, inabarcada, insoportada,
vacía, árida, desolada vida en que no estás.
Porque no estás.
Porque no estarás.
Porqué elegí el silencio,
inventar que estabas,
imaginar que algún día,
sin decir nada,
estarías aquí,
cerca de verdad,
cerca de sentirte cerca,
de saberte cerca,
de que estés cerca,
de mirarte y verte
y acariciarte y que las caricias digan,
y que estés, así de simple,
que estés y yo sepa que estás.
Pero callé, por si no venías,
porque ya casi ni recuerdo
qué significaba estar,
porque no puedo olvidar ni olvido
qué significaba estar.
Porque estuve, y he estado tantas veces,
que prefiero imaginar que estamos,
cerrar los ojos, inventarte cerca,
estar en un estar perfecto,
congelado, pétreo,
estar sin que tu estés, aunque estés lejos,
estar e imaginar que cuando brillas,
y sonríes,
y danzas como si estuvieses viviendo,
y vives y miras al horizonte,
y suspiras de repente,
y te muerdes el labio,
y musitas un nombre,
y yo sé que es otro nombre,
y yo guardo silencio,
y no te cojo la mano,
y no te digo,
y no hago nada,
y espero
y sigo esperando todavía
todo,
nada,
algo,
que estés,
que vengas,
que lo que sea,
y yo sepa,
en ese instante en que todo se junta,
ese instante, justo ese
en que sé que es el momento preciso,
precisamente ahora,
te mire,
tome tu mano,
y te diga,
pueda decirte
que...
que...
Este el silencio en que estás,
el horrible silencio
en que siempre estás.

sábado, 16 de agosto de 2014

Kebab

Y en ese minuto que precede al silencio
vino la lluvia y me arrancó los huesos,
vino el aire y me robó las sienes,
vino la tierra y me arrojó tan lejos,
en ese minuto que precede al silencio.
En ese segundo que sigue al infierno,
se marchó la tormenta y me dejó los huecos,
se alejó la marea y se llevó los anhelos,
se borraron las leyenda y quedó otro recuerdo,
en ese segundo que sigue al infierno.
Pero entre antes y después,
después del minuto,
antes del segundo,
tú exististe,
ni llegaste
ni te fuiste,
estuviste,
justo antes,
justo después
y sigues siendo
todo lo que queda,
de ese entonces tan distante,
de ese cúmulo, de esa grieta,
de esa lágrima, de ese olvido,
de esa tú que fuiste,
justo antes,
justo después,
tú.